Sr. Editor. Ha indignado a la sociedad la muerte de treinta
pacientes en un centro de rehabilitación clandestino (1).
Esta tragedia ha develado un grave problema de salud
pública: nuestra incapacidad, como país, para el manejo
responsable de las adicciones. El Estado y la sociedad
peruana rehúyen el problema por prejuicios y tabúes, en
lugar de implementar la ayuda médica necesaria. Existe
una percepción banal de la adicción, valorada de manera
moralista como un vicio y no como una enfermedad que
requiere atención médica especializada de cobertura
masiva. Actualmente, existe en el país más de un millón
de adictos (2), la mayoría sin tratamiento.
Authors:Nizama-Vía, Ayar; Nizama-Valladolid, Martín
Source: Rev. perú. med. exp. salud publica
URL: http://hdl.handle.net/10757/314424
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